En Tiempos de Aletheia

ENTREVISTA A MARIANO BELTRÁN

Mariano Beltrán, una luz en pro de los Derechos Humanos Mariano Beltrán, Murcia, 1988. Licenciado en Psicología, es activista y observador de Derechos Humanos. Miembro del Consejo Consultivo de la Fundación Internacional de Derechos Humanos, colabora con Human Rights Watch, la Asociación Canadiense para el Derecho y la Verdad “En Vero”, participando, entre otras cuestiones, en la difusión y promoción de los Principios de Yogyakarta. Colabora en medios de comunicación nacionales e internacionales, como el The Huffington Post España, Estados Unidos o México; Iris Press, El Español, etc. Actualmente, Mariano Beltrán se encuentra ampliando su formación académica en el ámbito de los Derechos Humanos en la Universidad Diego Portales de Chile, en la Universidad de Ginebra y en la UNED.

¿Cuál fue el motivo que te llevó a tomar conciencia y acción en la defensa de los Derechos Humanos? – Seguramente no es un único motivo, sino una acumulación de ellos. Siempre fui consciente de que en el mundo hay gente que sufre y que es explotada y humillada: yo decidí no mirar hacia otra parte, decidí implicarme con esa gente y denunciar públicamente a quien maltrata, explota y humilla. Entendí rápido que el silencio puede ser cómplice necesario en torturas y odio, y que poner voz a realidades que son deliberadamente silenciadas o a discursos de odio aceptados socialmente es una obligación para todos aquellos que creemos que una sociedad mejor es posible. Los Derechos Humanos nos igualan en dignidad y derechos, y es una obligación de ciudadanía defenderlos y promoverlos.

¿Qué motivo te llevó a colaborar con la Fundación Internacional de Derechos Humanos? – Su compromiso con la excelencia en materia de Derechos y Libertades, su defensa activa de la dignidad y el ambiente de trabajo. Es un grupo humano diverso y plural, diverso en ideologías y puntos de vista sobre distintas materias, pero con un punto en común: la defensa sin fisuras de los Derechos Fundamentales de las personas. Cuando recibí acoso por defender una regulación ética de la Gestación Subrogada en España, por ejemplo, la Fundación no dudó en defender mi integridad moral, que se vio seriamente menoscabada en aquellos momentos.

¿Crees que, después de pasado el tiempo, sigue valiendo la pena luchar por aquellos en lo que uno cree? – Siempre vale la pena luchar por lo que es justo. Debemos ser conscientes que nunca podremos abarcar toda la injusticia que existe en el mundo, pero esto lejos de alejarnos de la batalla por las libertades de los seres humanos, debe acercarnos más al campo de batalla de los Derechos Humanos. No hacer nada para disminuir la injusticia es retroceder a la tribu, es alejarnos de la civilización.

En tu labor como defensor de los Derechos Civiles y Políticos, ¿Cuál ha sido la experiencia más enriquecedora que has vivido? – En los últimos tiempos me he implicado a fondo fundamentalmente en dos casos que han centrado casi toda mi labor: el del profesor iraní preso y torturado Mohammad Ali Taheri y el del preso mexicano Yarold Leyte Quintanar. Ambos casos son distintos pero guardan muchas similitudes; el profesor Taheri fue torturado, encarcelado y condenado más de dos veces a cadena perpetua por el régimen iraní, tuve la oportunidad de poner voz a este caso denunciando junto a Sara Saei, alumna del profesor y también torturada, en una tribuna para el Huffington Post España y Estados Unidos, así como hacer un seguimiento del caso y gestiones con autoridades y personalidades del Reino Unido; el caso del preso mexicano Quintanar, culpable fabricado y torturado por la Agencia Veracruzana de Investigación, también es de especial gravedad, por ser paradigmático de la dinámica perversa que existe en México en esta materia, hecho que le hice saber mediante comunicación formal a la Suprema Corte de Justicia de la Nación de México y al Fiscal del Estado de Veracruz. En ambos casos he tenido el honor de colaborar en su resolución: Taheri fue liberado y en el caso de Quintanar la sentencia condenatoria ha sido revocada y se le pudo aplicar por fin el Protocolo de Estambul. No hay alegría más grande que el haber colaborado a devolver parte de la dignidad a estas personas que los estados y las tiranías les arrebataron.

¿Cómo se siente una persona cuando sabe que se está dejando toda la carne en el asador y, más aún, como observador y activista de los Derechos Humanos? – Me siento responsable y en permanente alerta. Siempre tengo la sensación de que no hice lo suficiente o de que podría haber hecho más de lo que finalmente hice. Mi sentido de la responsabilidad es alto y esto a veces me impide poder alegrarme plenamente de pequeñas victorias en materias de Derechos Humanos: siempre estoy pensando en el siguiente cuestión a resolver o a denunciar.

Una de las líneas de acción de tu militancia en la defensa de los Derechos Humanos es la protección de los valores y fundamentos establecidos en los Principios de Yogyakarta, ¿podrías decirnos en qué consisten? – Los Principios de Yogyakarta o Principios sobre la aplicación de la legislación internacional de derechos humanos con relación a la orientación sexual y la identidad de género son sin duda de vital importancia actualmente. El documento que recoge estos principios fue elaborado a petición de la ex Alta Comisionada para los Derechos Humanos de Naciones Unidas, Louise Arbour por expertos y prestigiosos juristas en materia de Derechos Humanos. Estos principios son un arma de empoderamiento para el colectivo LGTBI, son sin duda la mejor referencia en materia de Derechos Humanos para el colectivo LGTBI realizada hasta el momento.

¿Por qué crees que son fundamental defender y visibilizar los Principios de Yogyakarta? – Porque los estados deben entender que en la lucha por la dignidad del colectivo LGTBI se hace imprescindible dotar de seguridad y ética a la ciudadanía, porque los principios son también una herramienta de trabajo y consulta para jueces, fiscales, abogados, fuerzas y cuerpos de seguridad, colectivos y ciudadanía en general. Los Principios de Yogyakarta ponen una realidad obvia pero que hay que repetir sin descanso: los Derechos LGTBI son Derechos Humanos.

El derecho al disfrute del más alto nivel posible de salud, la protección contra abusos médicos y el derecho a participar en la vida pública, todo pasa por la dignidad de la persona, pero ¿por qué es tan importante el derecho al reconocimiento de jurídico en esta materia? – Si no dotamos de entidad al derecho a la salud, habría cosas que no podrían ser cambiadas o garantizadas. Por ejemplo, a día de hoy sabemos que hay hombres que gestan y mujeres que fecundan, ¿cómo damos respuesta en las legislaciones a estas realidades? ¿Qué pasaría si un hombre trans decidiera gestar o abortar? ¿Qué pasa con las cuestiones de los derechos reproductivos, que recordemos que ya las Conferencias de El Cairo y Beijing dejaron claro que formaban parte del derecho a la salud, y por tanto que eran cuestión de Derechos Humanos? El derecho a formar una familia es también uno de los ejes fundamentales de los Principios de Yogyakarta -son todos, pero en especial éste-.

¿Cuáles son las barreras con las que se suelen enfrentar los diferentes colectivos a la hora de poner en práctica este derecho? – Las barreras en estos momentos son las que pone la sociedad. La adopción para parejas homosexuales es difícil, y por esto debe mejorarse. No puede haber discriminación en materia de adopción entre los distintos modelos de familia. Pero el concepto de familia va más allá de eso; familia es un constructo social que va cambiando con las distintas sociedades. Por eso podemos convenir que existen distintos de familia, todos ellos respetables. Y todos deben ser protegidos, eso es precisamente lo que defienden los Principios de Yogyakarta.

¿Qué supone la gestación subrogada para los Colectivos? – La Gestación Subrogada, según la OMS, es una Técnica de Reproducción Humana Asistida. Cierto que es una técnica más compleja y que suscita más cuestionamientos éticos que otras. Pero los Principios de Yogyakarta, en su reciente ampliación, ya mencionan en el artículo 24 (Derecho a Fundar una Familia) que no puede existir discriminación en el acceso a la Gestación Subrogada entre parejas o personas LGTBI con respecto a personas heterosexuales. Aunque también hay otros artículos que ya dejan claro que tampoco puede existir discriminación en el acceso a la Reproducción Asistida por motivo de orientación sexual o identidad de género, en tanto y en cuanto todas las personas, también las LGTBI, tenemos derecho al disfrute del mayor nivel de salud posible, tal como recoge el artículo 25 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, y los derechos reproductivos son para Naciones Unidas parte del derecho a la salud, tal como, repito, se acordó en las Conferencias de El Cairo y Beijing.

¿Existen otros tipos de nombres o de conceptos para definir la Gestación Subrogada? ¿Qué buscan con esa deformación del lenguaje? – Sí. Y no todos son respetables. El término que se usa en Naciones Unidas, la OMS, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos y el propio artículo 10 de la ley TRHA española es Gestación Subrogada o Gestación por sustitución. Pero hay sectores de la sociedad que la llaman “vientre de alquiler” como Vox, el Foro de la Familia, la Conferencia Episcopal o la vicepresidenta del Gobierno Carmen Calvo. El término “vientre de alquiler” fomenta el acoso a este modelo de familia y recuerda a aquel término que se usaba en los 90 de “niño probeta” para llamar a los niños nacidos por Fecundación in Vitro, o ese otro término que aún hoy se sigue usando de decirle asesinato a la interrupción voluntaria del embarazo. Esto ocurre porque nos movemos mejor en el mundo de la víscera que de la razón, porque somos incapaces de salir de nuestros propios dogmas y, sobre todo, porque no somos capaces de respetar otros modelos de familia.

Establecer un marco jurídico que vele por los derechos y deberes de todos los seres humanos en la gestación subrogada es prioritario, ¿cuáles suelen ser las propuestas que más dudas suscitan? – Personalmente, me gusta el modelo canadiense de Gestación Subrogada. Todo lo que menoscabe la libertad de la mujer y la integridad del niño o niña que nacerá debe quedar fuera de toda discusión. La Gestación Subrogada es un proceso complejo que debemos regular bien. Toda propuesta que no esté supervisada por un juez, y por el Estado como garante del proceso me genera dudas. Dejar al arbitrio de las partes este tipo de proceso es peligroso y por ello apuesto por la regulación nítidamente pública del proceso.

¿Cuál es la acción que crees que sería prioritaria para aplicar en una posible propuesta de Ley de Gestación Subrogada? – La acción prioritaria es el cumplimiento escrupuloso de los Derechos Humanos. Canadá, Portugal o Reino Unido ya lo han hecho, ya han regulado con garantías y no existe ningún problema en materia de Gestación Subrogada: asumir que una mujer canadiense, portuguesa, británica o española no es capaz de consentir en libertad es sencillamente hacerla menor de edad, otra vez. Por eso toda propuesta de regulación tiene que ser clara en materia de autonomía de la mujer, en sus derechos, en su libertad.

Uno de los Principios de Yogyakarta es el derecho de toda persona a ser tratada humanamente, ¿Por qué es tan necesario visibilizar a todas aquellas personas que forman parte del Coletivo LGTBI? -El día del Orgullo LGTBI es imprescindible. Reivindicar las libertades es hoy más necesario que nunca: en España, a pesar de ser uno de los países más “seguros” para ser LGTBI, tenemos agresiones en Barcelona, Madrid, o Alicante a personas LGTBI. Estamos asistiendo a un intento revisionista por parte de la extrema derecha de las políticas LGTBI: la extrema derecha nos está señalando con el dedo como su enemigo. Es por eso que tenemos que gritar más alto aún que no volvemos al armario y que nuestro lugar está en las calles, peleando por nuestros derechos, revolviéndonos ante la violencia.

¿Cuáles son tus próximos proyectos? En estos momentos me encuentro aún muy implicado en el caso Quintanar a la espera de la resolución de la aplicación del Protocolo de Estambul; y en todo lo que tiene que ver con la bioética y los Derechos Humanos en esta materia. Además, es imposible quitar la vista de Irán. Hay muchas cuestiones que abordar, y todas ellas necesitan que les pongamos voz. Siempre estaré defendiendo lo que es justo, desde la liberación de presos de conciencia hasta la defensa de las familias formadas por Gestación Subrogada. Mariano Beltrán, en su labor como observador de Derechos Humanos, ha denunciado, también especialmente, todo lo relacionado con violaciones de los Derechos Civiles y Políticos en el mundo, centrando su acción en este último periodo en el caso de los iraníes, el Profesor Iraní Mohammad Ali Taheri y Ahmadreza Djalali; en el venezolano Daniel Ceballos, ex-alcalde del municipio San Cristóbal en Táchira, Venezuela, que consiguió su posterior libertad, gracias a las gestiones internacionales; O el mexicano Leyte Quintanar, logrando a posteriori la revocación de su condena. Su constante denuncia del estado de los presos de conciencia iraníes le ha costado sufrir amenazas de muerte por parte de grupos radicales de Irán.

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