En Tiempos de Aletheia

Virusdojas de la paradoja

  • Salimos de la ciudad huyendo del virus. En la aldea nos encontramos todos y nos infectamos a gusto, bueno, es un decir.
  • Para evitar ese espacio cerrado que es el ascensor comenzamos a circular por las escaleras, allí nos veíamos, nos contábamos cositas y nos preguntábamos esto de “¿y los chicos?”, que, por cierto, seguían viajando en ascensor. El tráfico de escaleras se hizo muy intenso, pero pensábamos que el virus de escalera era más sano y ecológico que el virus de ascensor.
  • Una avispa me picó en un dedo para recordarme que la empresa me había pedido un test de antígenos.
  • Un talibán del cleaning me largó que era preciso purificar toda la superficie terrestre, someter el mar a diálisis y oxigenar todo el oxígeno. Yo le dije: “Y para mí un pulpito a la gallega”. Se enfadó mucho y encima se comió el pulpito.
  • Un amigo mío devoto de Bucays y cosas de estas trató de consolarme diciendo que cuando todo iba mal, todo después iría muy bien. Después de un análisis minimalista de la historia pensé que tenía razón, lo busqué para reconocérselo, pero había muerto de Covid. En fin.

Sed prudentes. Un paraguas no puede evitar que llueva, pero puede evitar que nos mojemos.

 

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