La Democracia crea animales perezosos para reclamar la (su) libertad. Sin látigo, fustiga y con palabras sanciona más…, la mente enreda; el sentido nubla y el juicio turba al crear seres incapaces de reclamar su libertad. Los bolsillos del ciudadano de paja más pesada que el plomo se llenan y, así, se hace más difícil; resulta prácticamente imposible emprender la carrera de los hombres libres cuya línea de meta es la Justicia y no cualquiera sino aquella que, tal vez en un momento muy remoto de la historia de los hombres, englobaba en su definición conceptos puros que se tomaron por innatos e inmutables: Igualdad, Ius-naturalismo, ética, moral…
¡Si Platón levantara la cabeza…! ¡Autocastigado cara a la pared dentro de su archiconocida caverna!
Sin embargo, como digo, emprender dicha carrera es difícil y en cuanto nos descuidamos (ya nos descuidamos hace… hace…Ya no sé ni cuánto hace), las traviesas manos de la dama Democracia nos desata los zapatos y a hurtadillas enlaza los cordones, los anuda entre ellos y ante la tentativa de salir corriendo cual gacelas… De bruces contra el suelo y todos, absolutamente, los ingenuos hombres que creyeron (creímos) ser gacelas, contra el suelo vamos todos de narices a parar. Tabiques desplazados, dientes saltados, labios sangrando y…
¡Un brindis de polvo y tierra por el perdedor!
![Belén Hernández Grande](https://www.entiemposdealetheia.com/wp-content/uploads/ultimatemember/56/profile_photo-190x190.jpg?1737292732)
Grado de Lengua y Literatura Españolas (UNED); Experta en Técnicas De Redacción Editorial y Corrección de Estilo