En Tiempos de Aletheia

Cómo sobrevivir a una relación con un narcisista

Un narcisista es una persona que, ante todo, se ama a sí mismo sobre todas las cosas, sobrevalora tanto sus cualidades personales como cualquier acción que realice, suponga esta un éxito objetivo o no.

En su relación con los demás, se suele mostrar condescendiente o arrogante, en función de si en su personalidad existen rasgos psicopáticos.

Tiene la imperiosa necesidad de sentirse alabado y admirado, por lo que le gusta mostrar a los demás sus propiedades con la sola intención que le envidien y, sobre todo, que reconozcan que cualquier cosa que él posea es mucho mejor que la que tienen ellos.

Un narcisista puro nunca reconocerá un error como propio. Si algo sale mal, lo justificará por la torpeza o la malicia de otros, o, en el mejor de los casos, por la mala suerte.

Para él o ella, el mundo debe girar en torno a su ego y esa actitud ante la vida, que él siente como natural, le genera mucha frustración cuando comprueba que no es así. Tolera muy mal la frustración y acaba estando enfadado o desencantado con el mundo gran parte del tiempo. Una situación típica que le haría sentir feliz y en la cual se podría mostrar encantador, es cuando es el centro de atención en una reunión.

Dada esta descripción del personaje, es fácil convenir conmigo que la convivencia con una persona con estas características de personalidad no siempre debe ser agradable, por decirlo sutilmente. No todos pueden ser pareja de un/una narcisista sin padecer un sufrimiento emocional tal que conlleve a presentar un trastorno del estado de ánimo.

En el ámbito laboral será una fuente de conflictos, si en la escala jerárquica es un igual o se convertirá en el jefe odiado de los empleados que jerárquicamente estén bajo su mando.

Me voy a centrar en el entorno de la pareja para explicar algunas medidas de afrontamiento de la situación que nos permita “no morir” en el intento de ser feliz, amándolo y conviviendo con él.

En los comienzos de una relación amorosa, el estado de enamoramiento posiblemente refuerce el narcisismo de nuestra pareja, ya que como dice el refrán, “el amor es ciego”. De hecho, las personas narcisitas suelen mostrar una cara encantadora y seductora que solo se tuerce cuando alguien deja de adorarlos; por lo que, en las primeras etapas de la relación, no suelen aparecer conflictos.

Solo con la estabilidad de la relación, el amor sereno, el conocimiento del otro y el paso hacia la etapa de búsqueda de la compatibilidad de caracteres, es cuando todos nos acabamos destapando y mostrándonos tal y como somos en esencia.

¿Qué hacer si descubro que mi pareja SIEMPRE quiere ser mejor que yo en todo, minimiza mis logros o automáticamente los compara con los suyos para poder minimizarlos, y tiene la necesidad de ser el centro de atención en cualquier ocasión?

Primeramente, sería necesario valorar si realmente quiero luchar por esa relación. Hay que tener en cuenta que una relación con un/a narcisista es dura de llevar. Puede quemar al otro miembro de la pareja y, antes de llegar a odiar a esa persona de la cual en un momento dado nos hemos enamorado, tal vez sea mejor alejarnos.

Si decidimos que vale la pena luchar por ser felices con él o ella, ya que tiene otras cualidades que nos llenan y nos sentimos compatibles en diversos ámbitos, hemos de ponernos manos a la obra desde el mismo instante en que hemos detectado esas conductas o actitudes que no nos gustan.

En primer lugar, debemos evaluar nuestra autoestima. Es fundamental que el concepto que tengamos de nosotros mismos sea bueno, estable y, sobre todo, que dependa de un criterio interno, es decir, que se base en lo que nosotros pensamos en función del análisis de nuestra propia escala de valores. Esto es importante porque, en caso contrario, nos podríamos ver abocados a terminar creyendo, como verdad, lo que nuestra pareja opine de nosotros y eso no sería beneficioso para nosotros.

En segundo lugar, trataremos de detectar si, independientemente de sus rasgos narcisistas, se muestra autoritario, poco o nada empático, frío o incapaz de mostrar sus sentimientos. Si no es el caso, esa relación puede seguir adelante y darnos felicidad a ambos miembros de la misma, si transcurre entre unos parámetros pactados y aceptables para ambos.

En tercer lugar, pasaremos a definir los límites de las conductas que no estamos dispuestos a tolerar si se traspasan. En este punto es donde se encuentra la dificultad para conseguir el equilibrio necesario para que la pareja como unidad se sienta cómoda o definitivamente se destruya. Deberíamos comenzar con una conversación en la cual se expresen, por supuesto, los sentimientos positivos, pero también las actitudes que hemos detectado que nos resultan irritantes. Es muy común que la persona que tiene rasgos narcisistas no sea consciente de que ciertas de sus conductas, opiniones y actitudes puedan llegar a herir a la persona con la que está. Incluiremos en los límites intransgredibles el lenguaje ofensivo que incluya connotaciones de desprecio tendentes a humillar o infravalorar a otros. Teniendo en cuenta que lenguaje y pensamiento tienen una relación muy íntima, lentamente, pero con perseverancia, nuestro narciso tendrá que reconducir su lenguaje, ya que ello conllevará un cambio en sus cogniciones.

Otro aspecto a tener en cuenta es que, a pesar de su narcisismo, cuando ha elegido a alguien para compartir su vida es porque ha detectado en ella ciertas cualidades que considera valiosas (por supuesto, hablamos de individuos no psicopáticos). Esa será la base donde apoyar los pilares de la relación. Es interesante que al narcisista no se le olviden, ya que se pueden convertir en una referencia estable que le recuerde qué hace metido en la relación y, sobre todo, cuál es el vínculo que le une a la otra persona.

Si tras ese análisis de nuestro narcisista, decidimos apostar por él, nos plantearemos qué haremos nosotros para cubrir su necesidad innata. Dado que el narcisismo es un rasgo de personalidad, se podrá modular, pero nunca anular, y eso es algo que tenemos que asumir. Comenzar una relación esperando que el otro miembro de la pareja cambie, a la larga, no lleva a ningún sitio, por lo tanto, será mejor que busquemos el equilibrio en una adaptación mutua.

 

¿Cómo se reconduce a un narcisista?

Se pacta un espacio en el que se pueda lucir a su antojo, pero con respeto hacia los demás. Es lo que se podría denominar una zona de confort para él, donde realmente sea eficiente y destaque sobre otros de manera objetiva. Por ejemplo si es una persona con una habilidad concreta, como podría ser cocinar, hábil realizando reparaciones, o cualquier otra cosa, cuando surja la ocasión es conveniente promover que muestre lo que sabe hacer.

Será necesario enseñarle a reconocer los éxitos y las virtudes de los demás y a expresarse a ese respecto.

Se le puede entrenar en analizar racionalmente las situaciones, aprendiendo a dar valor a cada acción en función del resultado de las mismas, pero no valorando a las personas, lo que evitará que se compare con los demás y vuelva a surgir su tendencia a sentirse superior a otros.

Es un trabajo largo para ser realizado solamente por una pareja, por mucho amor y mucha paciencia que se tenga, por lo que aconsejo fervientemente que se busque la ayuda de un terapeuta.

 

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