En Tiempos de Aletheia

Una píldora de “Democracia”: Efectos adversos

La Democracia crea animales perezosos para reclamar la (su) libertad. Sin látigo, fustiga y con palabras sanciona más…, la mente enreda; el sentido nubla y el juicio turba al crear seres incapaces de reclamar su libertad. Los bolsillos del ciudadano de paja más pesada que el plomo se llenan y, así, se hace más difícil; resulta prácticamente imposible emprender la carrera de los hombres libres cuya línea de meta es la Justicia y no cualquiera sino aquella que, tal vez en un momento muy remoto de la historia de los hombres, englobaba en su definición conceptos puros que se tomaron por innatos e inmutables: Igualdad, Ius-naturalismo, ética, moral…

¡Si Platón levantara la cabeza…! ¡Autocastigado cara a la pared dentro de su archiconocida caverna!

Sin embargo, como digo, emprender dicha carrera es difícil y en cuanto nos descuidamos (ya nos descuidamos hace… hace…Ya no sé ni cuánto hace), las traviesas manos de la dama Democracia nos desata los zapatos y a hurtadillas enlaza los cordones, los anuda entre ellos y ante la tentativa de salir corriendo cual gacelas… De bruces contra el suelo y todos, absolutamente, los ingenuos hombres que creyeron (creímos) ser gacelas, contra el suelo vamos todos de narices a parar. Tabiques desplazados, dientes saltados, labios sangrando y…

¡Un brindis de polvo y tierra por el perdedor!

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