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El crimen más repugnante

Así más o menos se llama la única canción de Dylan que ha encabezado la lista del Billboard, «Murder Most Foul», y que cierra su último álbum y su cumbre poética Rough and Rowdy Ways, un puñado de alegatos cargados de melancolía, un retrato, a la vez compasivo y despiadado, de su tiempo.

«Murder Most Foul» no solo es un largo, detallado y dolorido relato del famoso asesinato de John F. Kennedy en Dallas en un aciago noviembre de 1963, también es una crónica conmovedora de aquellos años y de su contexto social y cultural, un homenaje a una generación que creía en lo que Kennedy llamó la Nueva frontera. Unos años después sería asesinado su hermano Robert cuando estaba a punto de ser elegido presidente, y ese mismo año, 1968, el abanderado en la lucha por los derechos civiles Martin Luther King, una luz que no se apagará nunca.

Dylan llevaba años sin publicar nuevas canciones, y este trabajo tiene un aire crepuscular, inquietante, como sucediera con los últimos discos de Leonard Cohen y David Bowie, grabados poco antes de morir. Ojalá el gran cronista americano y testigo privilegiado de una generación que creyó que otro mundo era posible siga aquí muchos años, la música y la poesía le estarán eternamente agradecidos. Y lo que es más, y en gran parte gracias a él, algunos supervivientes de aquellos increíbles sesenta, seguimos creyendo que otro mundo es aún posible.

 

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