En Tiempos de Aletheia

Menos circo y más sanidad

Geográficamente, la península Ibérica, formada por Portugal y España, está situada en el suroeste del continente europeo. Refiriéndonos a España, nuestro país, es el sexto en extensión (505.400 km2) y el sexto país en población (46.791.000). El Parlamento bicameral (350 diputados y 259 senadores con un total de 609 parlamentarios sin contar autonomías, diputaciones, etc., que me parece demasiado personal) nos colocan en quinta posición. Puede suceder que escuchando una emisora de radio o viendo una cadena de TV, donde participa tanto sabio infalible y que comienza su rosario diciendo que todo está mal, con el coronavirus, la situación económica, el turismo y la lucha dialéctica de la clase política y, según su opinión, queda claro que la existencia de dos Españas no es un mero comentario.

 

Personalmente no creo en las dos Españas puesto que de muestra bastó un botón. En nuestra fratricida Guerra Civil hubo en los dos bandos personas de la misma familia, no por haberlo escogido sino por no estar en el lugar adecuado en el momento de su obligada incorporación a filas de 1936 a 1939. Tampoco creo que se esté fomentando el odio ni las revanchas.

 

Desde luego opiniones en contra siempre habrá, inclusive de historiadores que continuarán incidiendo en que la Guerra Civil forma parte de la identidad política de España aún a sabiendas de que ni parecidas serán jamás las situaciones de violencia y agresividad de hace ochenta años.

 

Estoy de acuerdo en que España es algo especial en todo. Hace las cosas o toma las decisiones, bastantes veces, tarde, mal y nunca.  Anteproyectos o proyectos, que estaban, durmieron el sueño de los justos junto con la memoria correspondiente, olvidados en algún cajón y que ahora se sacan a la luz pública porque a un conocido político le da la gana.

 

Tuvimos un claro ejemplo con los restos mortales de Franco. Si no tenía derecho a que sus restos estuviesen en tal monumento y había que proceder a enmendar la situación, no se debe esperar a que transcurran cuarenta años para darle sepultura en el lugar adecuado. Y si el monumento lo hizo construir para que se le recordase eternamente, gran error, pues el Valle de los Caídos no es patrimonio de nadie en particular. Pero si alguien cree que sí, no será de unos pocos sino de todos cuantos murieron. Tampoco se debe proceder a su cierre o destrucción, como alguien pensó.

 

Sobre este asunto se gastó papel y más papel y declaraciones y más declaraciones. Comenzamos. Las personas que han ostentado el mayor poder político por razón de la fuerza, en una democracia, el acto o actos celebrados con motivo de la exhumación de sus restos, no tienen por qué ser semejantes a los honores que recibe un Jefe de Estado.  De verdad que no entiendo nada. Por un lado la presencia en el acto de la Ministra de Justicia haciendo declaraciones  que no vienen a cuento pues no se puede hablar de un dictador manifestando que “la exhumación de los restos fue un acto de democracia y de futuro “,  ¿de futuro de qué?. “Una jornada histórica; un acto de democracia y dignidad”. “Un acto de todos, institucional y de Estado porque fue ponernos en el lugar de la historia en el que tenemos que estar”. Señora ministra usted oyó alguna vez que “la bandera de Franco en la guerra civil será eliminar a la anti-España”.  Por otro lado el PSOE y Unidas Podemos hablaron de “dignidad, deber y justicia”. El presidente del gobierno declaró que actualmente “si el dictador Franco protagonizase un acto público, sería anacrónico; un agravio a la democracia”. Entonces, Sr. Sánchez: ¿A qué fue la ministra de Justicia a la exhumación? Y no me venga con lo de Notaria Mayor del Reino. Aquí lo dejamos. Sigo sin entender nada, aunque es cierto que en política vale todo o casi todo. Lo importante es rentabilizar el mínimo conflicto que haya. Bien para el partido político que representa o para sí mismo.

 

Hace más o menos tres años, organismos internacionales de contrastada solvencia han declarado que España, nuestro país, era el mejor del mundo para nacer, vivir y viajar. Que nuestro sentido de la democracia supera a Francia, Bélgica e Italia. Que es el país donde más donaciones de órganos y trasplantes se hacen. Detección precoz del cáncer, con protección sanitaria universal gratuita –más o menos– y una esperanza de vida solo por detrás de Japón. Playas con bandera azul y la segunda mejor cocina del mundo.

 

Aunque la mayoría de las emisoras de radio y cadenas de televisión semejan regodearse con hechos luctuosos de asesinatos, desapariciones, secuestros, abusos sexuales, etc., y que no es poca la agresividad que vierten, pues en todos los programas del día hacen mención a los mismos hechos. Es como si no tuviesen otras cosas de qué hablar o informar aun siendo España el país con menor violencia de género de Europa. Sin embargo, debe de estar alerta, hasta que no haya un solo caso de asesinato de una mujer a manos de un salvaje y cobarde.

 

Pese a lo anterior se hace patente la multitud de malos políticos: el summum de la incompetencia, cuya boca no abren para opinar con rigor después de una buena reflexión como hace cualquier ciudadano con cuatro dedos de frente de este país, sino para gritar, insultar e incluso amenazar de forma tal que, la gente corriente que gastamos el calzado en el asfalto hemos perdido la confianza en los responsables políticos.

 

Continuando con las bondades, nuestro país goza de un excelente clima, un paisaje sin par y riqueza en arte que, la Unesco, nos coloca en el tercer lugar del mundo con una lengua de las más estudiadas y habladas del planeta. Me refiero a España y no a las Españas y menos de derecha o de izquierda, aun cuando queden cuatro extremistas que no se han dado cuenta de que la razón por la fuerza, sobre todo militar, se ha diluido aunque cabe la posibilidad de que no sea para siempre. En naciones como Bolivia, Argentina, Chile, Paraguay, El Salvador, Guatemala, Colombia, etc., han sufrido como nosotros la ausencia de derechos, libertades y democracia y aún sufren Nicaragua, Cuba y Venezuela, como ha sucedido con los países de detrás del Telón de Acero, en los que el bienestar social, la igualdad de derechos y libertades eran humo. Sin embargo, en menos que canta un gallo, empezaron a fluir multimillonarios en países que habían estado bajo el Régimen Soviético, de igual modo que han fluido en países seguidores de la doctrina de Mao. Y es que quien no se consuela es porque no quiere.

 

Hablando del azote pandémico que estamos sufriendo desde no hace mucho, en la anterior crisis de coronavirus España, habiendo comenzado como siempre, de forma imprevisible, logró dar la vuelta a la tortilla y ser ejemplo en nuestro entorno. Ahora pregunto, ¿por qué no hubo continuidad responsable? ¿Por qué se modificó la manera de hacer las cosas pasando de un sistema de trabajo avanzado, propio del siglo en que estamos, a un modus operandi del siglo xix con visera, codillera, tintero y plumilla? La desescalada fue como una nueva Armada Invencible luchando contra los elementos y no contra el maldito virus. Se hizo de la peor manera posible: de la nada a todo. Hubo un exceso de confianza y cierta pasividad del político con mando en plaza. Comportamiento inadmisible de algunos ciudadanos y algunas empresas que no protegieron a sus trabajadores en el momento oportuno, y no se quiso renunciar a un vicio muy español: dejar a un lado las fiestas nocturnas, el botellón, etc., por una sola vez. Mientras, la tensión en el Parlamento es máxima. No cesan los insultos y se habla de temas que no interesan a nadie porque los políticos le han dado la espalda a sus conciudadanos. Alejamiento consecuencia de la crispación puesta de manifiesto en la gestión de la crisis pandémica.

 

La gente de la calle de nuestro país se pregunta que por qué no se actuó, en estos casos, como nuestros principales socios de la Unión Europea, quienes, aunque no logren nada positivo respecto al coronavirus, sí lo han logrado como nación, como pueblo, como Estado, pues al instante todos empujaron en la misma dirección.

 

  • Italia: ha sellado un acuerdo no escrito de unidad nacional.
  • Bélgica: al gobierno se le dota de plenos poderes.
  • Portugal: aprobó con un voto en contra una prórroga de renovación del estado de emergencia.
  • Francia: invocó la unión sagrada para empujar todos en la misma dirección, salvo quienes reprochan al gobierno. Amigos de las dictaduras que juegan a la guerra y son enemigos de la libertad.

 

¿Por qué en nuestro país no se hace lo mismo? El Presidente del Gobierno, en unas declaraciones, habló de la derrota de la pandemia y el Ministro de Sanidad dijo que vienen tiempos muy duros. ¿En qué quedamos? Existen zonas que desde agosto casi se han instalado en el confinamiento domiciliario. El fracaso de la historia. España se mantuvo alejado de las peores cifras de Europa respecto a la pandemia, pero desde el estío estamos a la cabeza, y es  que donde mandan muchos no manda nadie, ni se obedece. Autonomías que mucho dijeron pero no cumplieron. El Parlamento sigue con la misma tónica o peor, sobre todo con las personas mayores en residencias que son los que en la Dictadura dieron todo por todos, son la Generación del Silencio quepor falta de atención sanitaria se murieron mientras los parlamentarios hablaban del color que mejor les iría a los sillones o si este restaurador trabajaba mejor la plancha que aquél. Contando chistes se reían los unos y los otros y aplaudían con las orejas las faenas al interviniente y este agradecía al respetable el aplauso como si de un torero se tratase. Les recuerdo señores parlamentarios que desde esta misma revista les dije que faltaban 60.000 plazas en residencias para mayores para estar a un nivel  medio de la Unión Europea. Digo plazas, no zulos.

 

Cuando hay que tomar decisiones de alto riesgo es cuando se distingue el nivel del parlamentario. Es aquí precisamente donde tiene que demostrar su valía, su poder de convicción, pero pienso sinceramente que muchos de nuestros parlamentarios no tienen clara su misión, que es la de servir al pueblo que los votó. También da la impresión de que algunos van a pasar el rato y cuando entran en acción, haciéndose los simpáticos, sueltan perlas con doble sentido y hacen algún lapso para recibir los aplausos de su bancada o del respetable asistente. Por lo que, señores parlamentarios, les significo que en el Parlamento, por respeto a lo que representa, debiera estar prohibido aplaudir, pues es donde está la voz del pueblo y no un circo.

 

Que la retribución que a sí mismos se asignan, como si viniese del cielo, son quienes mejor viven en España, sin dar golpe y sin responsabilidad que les pueda poner en peligro el comedero. ¿Qué más les da a ustedes si la Sanidad dejó de funcionar en su gestión fundamental como es la Primaria? Se diluyó por falta de sustitutos, y así seguimos, ya que la consulta por teléfono no es la solución. Sigan preguntándole por teléfono a través del 112 a una persona de 90 años que no hizo más que trabajar y que salió en tres ocasiones de su pequeña aldea que qué sintomatología presenta.

 

Termino poniendo de manifiesto al Rey, Jefe del Estado, del Gobierno, Parlamento, Políticos, Sindicatos, Organizaciones Empresariales, etc., que mientras no solucionen la Atención Sanitaria, no lograrán solucionar el problema de la pandemia, ni el de la economía.

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