En Tiempos de Aletheia

Los puentes de Madison (The Bridges of Madison county)

“Verás, cuando pienso en porqué hago fotos, la única razón que se me ocurre es que me parece que he estado viajando hacia aquí. Y ahora, ahora parece que todo cuanto he hecho en mi vida ha estado conduciéndome hacia ti, y si tengo que pensar que mañana me iré sin ti…yo…” (Robert a Francesca)

Basada en una novela de 1992, escrita por Robert James Waller, se convirtió en un Best Seller, el cual se adaptó tres años después al cine, guion adaptado por Richard LaGravenese y dirigida por Clint Eastwood, protagonizada por él y de la mano de la dama del cine, Meryl Streep. Esta maravillosa película se grabó en 36 días. Para enamorarnos para el resto de nuestra vida. Como curiosidad cabe destacar que el autor de la novela la escribió en 11 días como regalo para familiares y amigos y, para nuestra fortuna, alguien decidió que tenía que trascender y el manuscrito llegó a varios agentes literarios.

En la mitad de la década de los 60, en Iowa, se sucede la historia de amor entre Francesca Johnson y Robert Kincaid; ella, una ama de casa nacida en Italia, que acaba viviendo en EE. UU. con su marido y sus hijos; Robert, un fotógrafo de National Geografhic que viaja alrededor del mundo.

Un fin de semana, cuatro días en total, que acaba por cambiar sus vidas, cuando ambos están en ese momento vital en el que poco esperan que suceda y es ahí, en ese punto de Madison, donde les va a suceder lo más extraordinario que pueda pasar, enamorarse para siempre. Quizá sean Las Memorias de África de Sydney Pollack en Iowa, porque algo de similitud guardan estas joyas cinematográficas, amores intensos, en situaciones donde no puede existir una primavera infinita, pero aun así van a perdurar en la memoria eterna del jardín de las flores, que jamás volverán a estar secas.

Ambos personajes se van sintiendo fascinados el uno por el otro, en cada anécdota, momento, sentimiento compartido, como almas gemelas errantes en la boca de un puente, mientras la familia de Francesca se encuentra en la Feria del Estado de Illinois, ausentes de que a su esposa y madre, le está cambiando la vida en un rancho a base de esas sensaciones, de que su vida, que está con muchos remitentes vacíos, podría ser simplemente otra…

“Si quiere volver a cenar conmigo cuando las luciérnagas están volando, venga esta noche cuando haya acabado, a cualquier hora.” (Francesca a Robert)

Robert va a cenar, y es entonces cuando fluye todo de una manera exquisita, y es que hasta Francesca decide comprarse un vestido para la ocasión, cuando probablemente no recordaba lo que era sentirse especial para alguien.

Mientras ella posa para Robert, se enamoran sin planearlo, bajo la música de una radio de una cocina, que ya no es la que era hace unos días. Mientras recibe la llamada de su otra vida. Y entonces bailan, en ese baile que se congela en una pared de papel pintado. Y una decoración típica de un rancho de Iowa.

“Si no quieres que siga, dímelo ahora.” (Robert)

Se besan, custodiando el tiempo, que se acaba, porque aunque durará la eternidad, no serán testigos sino de toda una vida de añoranza…

Claro, spolier, pero creo que esos Puentes los hemos visitado todos alguna vez en la vida…

“Volvisteis todos a casa y con vosotros volvió mi vida de detalles” (Francesca)

Si algo está claro, es que al llegar el semáforo la magia de la película lejos de acabar, comienza…

Siempre que veo un semáforo, pienso en Francesca y Robert bajo la lluvia mirándola y aquella camioneta Chevrolet roja y le grito “Francesca ¡Bájate! Que no es demasiado tarde”.

“No quiero necesitarte, porque no puedo tenerte.” (Robert)

 

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