En Tiempos de Aletheia

Entrevista a Óscar Foronda (Actor)

Los poderes actuales tratan de lobotomizar a la población para que solo piense de forma binaria. Sin matices.

Oscar Foronda se formó en distintas agrupaciones teatrales y fue miembro de la compañía Cercle d’Or. Ha sido dirigido por Calixto Bieito en el Macbeth que hizo gira por España y recaló en el teatro Barbican de Londres. También ha formado parte de montajes bajo las órdenes de Alex Rigola, Sergi Belbel y José Luis Gómez entre otros.

Entre las series extranjeras que ha participado se encuentran: The Crown (Reino Unido), The Mallorca Files (Reino Unido), Riviera (Reino Unido), Gasmamman (Suecia); Warrior Nun (EE.UU.), Still Star Crossed (EE.UU.), Der Barcelona Krimi (Alemania)…; y en las series españolas: Hospital Central, Los Serrano, Los hombres de Paco, El Comisario, Makinavaja, Porca Miseria, Vida Perfecta, Sé quién eres, Hispania, Operación Malaya

En cine ha sido dirigido por Jaume Balagueró, Mateu Adrover, Guillem Morales y Bryan Goeres entre otros. Entre los largometrajes internacionales que ha participado se encuentran: All I see is you (EEUU), The Gunman (EEUU), CM-167 (EEUU-España), Revolver (EEUU-España) …; y entre los largometrajes nacionales se encuentran: Fuerte Apache, Tengo ganas de ti, Los ojos de Julia, El pacto, Ismael, Rec 2

 

-¿Quién es Oscar Foronda? Hablo de la persona, no del actor.

Una versión 2.0 de aquel jovencito curioso que subía al castillo de Montjuïc y junto a sus torres soñaba con cristalizar anhelos, mayormente artísticos, que se sentaba observando la ciudad de forma perimetral. Me hacía humilde recorrer la inmensidad de la ciudad, como en una atalaya y, al mismo tiempo, erigido como un imponente espacio de reflexión.

-¿Cómo llegó Oscar Foronda al mundo de la interpretación? ¿Y en qué momento de su vida?

Mi padre nos llevaba mucho al cine y me imaginaba en la pantalla. Formando parte de aquella magia. Actuar. Saltar en el tiempo. Además, en los años 70 y principios de los 80 se emitía mucho cine clásico en televisión. Veía las películas con fruición y en los 90 (ya veinteañero) me inicié en el teatro amateur, con cursos episódicos. Asumía empleos dispares, pero nunca alejado de esa ruta. Una pequeña historia que quizá hubiese agradado a Saint-Exupéry, pues aquel niño del castillo que fui, siempre pareció seguir ahí, curioso, como un susurro inalterable.

Ha actuado en largometrajes, en cortometrajes, en series y en teatro, ¿dónde se encuentra más cómodo?

Creo que la calidad de la obra antecede al formato. Yo disfruto mucho del trabajo en pantalla, aunque hacer teatro en algún momento es una sensación indescriptible. Es el magma que originó toda actuación. La base. La inmediatez de la comunión con el público. No creo que el teatro sea un viaje o un juego sin más como se dice por ahí. El teatro es ante todo comunión, y de algún modo también el audiovisual. Cuando interpreté al malvado Sebastià, en Terra Baixa, en el momento en que Manelic me estrangula, recuerdo la voz de una señora mayor que no pudo contener un “¡Se lo merece!” Existe mayor reconocimiento a tu trabajo. Bueno, quiero pensar que fue por ese motivo…

Ha trabajado en series y largometrajes en Reino Unido, Suecia, EE. UU., Alemania, España, ¿cómo ve el panorama actual de la interpretación?

La aparición de plataformas online ofrece nuevas oportunidades. Actuar en inglés también me permite formar parte de muchos proyectos internacionales y estoy realmente encantado.

¿Y la actualidad social?

La tecnología y consumo va en progresión geométrica y los valores se han quedado rezagados. Los ajustes del sistema son meros parches. Es el sistema el que debe experimentar cambios de paradigma. Esto se ha ido de madre. La codicia no es buena y los poderes actuales tratan de lobotomizar a la población para que solo piense de forma binaria, sin matices, como los ultras de los equipos de fútbol. Se ha prostituido el lenguaje como herramienta y, como decía Shakespeare: “los pensamientos vergonzosos pueden llevar a actos vergonzosos”.

Como ciudadanos, ¿en qué nos equivocamos constantemente?

En comprar el relato de ciertas élites. Hay otras formas de hacer las cosas y lleva su tiempo. Los países solventes plantean políticas a 25 años vista con la activa participación de sus ciudadanos. Creo que debemos tomar parte creciente y activa en los asuntos locales. Nadie cambia un país con solamente salir un domingo cada cuatro años e introducir una papeleta en una urna y para gente a la que ni se conoce y en listas cerradas. Mi opinión es que la auténtica democracia será participativa y diaria de todos o no será.

¿Cuál consideras que es la mayor miseria del ser humano?

El gregarismo.

A lo largo de todos los años de tu carrera, ¿qué te ha dado la interpretación?

Ilusión. Constantes novedades. Diferentes visiones. Resiliencia. Ver cómo el mundo artístico destapa caretas y produce el recelo de mentes corruptas, atávicas y ordinarias. Hay muchos espectáculos que provocan reflexión y existe gente interesada en que los ciudadanos no piensen. Hay mucho ruido y muy constante. Quieren que seamos delfines de acuario confundidos por el ruido de los generadores.

¿Cómo de laborioso es adentrarse en cada personaje para escenificarlo?

Como personas juzgamos, y es normal. Pero como actor no puedes juzgar a tu personaje al abordarlo, ya sea plano o redondo, porque has de meterte en su piel. Aquí no valen espejos. Todo ha de salir del interior. Los redondos es cierto que requieren más atención ante las premisas del quién, cómo, cuándo, dónde y por qué, aunque algún criminólogo añadiría el “con qué”. Trato de conciliar esos elementos en la medida de lo posible.

¿Qué interpretación recuerdas con más cariño?

Son variadas las que han dejado poso en mí, aunque no puedo dejar de recordar aquel personaje de Macduff en el Macbeth de Calixto Bieito. Tuve que aprenderlo en una semana en la mitad de la gira por España debido a otros compromisos de su actor original, mi estimado Nacho Fresneda, y un nuevo actor se ocupó de mi personaje anterior. El propio Nacho y otros maravillosos compañeros y compañeras me brindaron todo su apoyo para acometerlo en tiempo récord. Carles Canut, en paz descanse, alabó públicamente mi esfuerzo y lo guardo muy en mi memoria.

¿Consideras que, en una u otra manera, cada uno de nosotros interpreta diferentes personajes a lo largo de su vida?

Sin duda alguna. Más de los que se quiere reconocer. Pero es normal. Esa contradicción está asociada a la estabilidad de la sociabilidad. Sobre ella recae la diferenciación de lo que es hipócrita y lo que es sabia diplomacia. Creo que debemos asumir ciertas contradicciones. Quizá es por ello que la sociedad acostumbra a amar el teatro y las obras audiovisuales, porque tenemos mucha curiosidad por vernos reflejados aunque sea con una escenificación.

¿En qué proyectos se encuentra en estos momentos? Y también, ¿qué proyectos ha dejado a medias debido al surgimiento del virus Covid-19?

Contento porque no han cesado algunas peticiones de selftapes (autograbaciones) para buenos proyectos con fechas pendientes de evaluación y me hace sentir muy honrado. Cruzo los dedos. Estaba rodando el día que el presidente del Gobierno decretó el Estado de alarma. Fue una sensación impactante para todo el equipo. Lo finalizamos en un esfuerzo conjunto, pero nunca olvidaré el ambiente de excepcionalidad que se respiraba.

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