En Tiempos de Aletheia

Entrevista a Ignacio Martínez de Pisón. Escritor y guionista

“La fragilidad de la vida hace que esta se vuelva más compleja y más interesante.”

                                                                                              Ignacio Martínez de Pisón

 

 

Ignacio Martínez de Pisón nació en 1960 en Zaragoza. Escritor y guionista. Se licenció en Filología Hispánica en la Universidad de Zaragoza. Al terminar esta carrera, cursó Filología Italiana en Barcelona.

Ha colaborado con artículos de prensa en diversos periódicos, y con crítica literaria en los suplementos culturales de los diarios ABC y El País. Desde principios de 2015 colabora regularmente en La Vanguardia.

Autor de más de una veintena de libros, entre los que se encuentran géneros como la  novela, los relatos, los reportajes, le han ido concediendo diferentes premios. Entre ellos: Premio Casino de Mieres, Premio Torrente Ballester, Premio NH, Premio Dulce Chacón de Narrativa Española, Premio Rodolfo Walsh, Premio de las Letras Aragonesas, Premio de la Crítica de narrativa española, Premio Ciutat de Barcelona, Premio Nacional de Narrativa, Premio Libro del año en los Premios Cálamo, etc.

Sus libros han sido traducidos a una docena de idiomas. En su amplia bibliografía destacan los títulos: La ternura del dragón (novela, 1984), El fin de los buenos tiempos (relatos, 1994), Carreteras secundarias (novela, 1996), Foto de familia (relatos, 1998), Dientes de leche (novela, 2008), El día de mañana (novela, 2011), La buena reputación (novela, 2014), Fin de temporada (novela, 2020).

Como guionista ha escrito la adaptación al cine de su libro Carreteras secundarias, (candidato al Goya al mejor guion adaptado). Junto a Emilio Martínez Lázaro escribió el guion de Las trece rosas (candidato al Goya al mejor guion adaptado). Coautor junto a Fernando Trueba del guion de Chico & Rita.

 

-¿Quién es Ignacio Martínez de Pisón? Me refiero a la persona, no al escritor.

Es un hombre que hace cuatro décadas cumplió su sueño de convertirse en escritor. Entonces no podía ni imaginar que acabaría viviendo durante toda mi vida de lo que más me gustaba: la literatura.

 

Fin de temporada, su última novela está siendo un éxito rotundo. En ella, el pasado regresa a los personajes y cambia sus vidas. ¿Cree que siempre hay algo del pasado que regresa y nos nombra?

Es que el pasado no se queda atrás, sino que nos acompaña siempre como parte integrante del presente. De hecho, somos esencialmente pasado, porque nada de lo que somos y hacemos puede explicarse sin volver la vista atrás.

 

-En la novela, Rosa construye su futuro a raíz del azar, de una circunstancia imprevista. ¿Estamos más sujetos al dictado de lo imprevisto de lo que pensamos?

Un accidente de circulación determina para siempre la vida de Rosa y hace que acabe naciendo Iván, que no iba a nacer. Su peripecia posterior no se puede entender sin hacer referencia a ese golpe del azar. Pero, a partir de ese momento, se mueven como obedeciendo a un destino preescrito: Rosa quiere ocultar a Iván, las circunstancias de su origen, que él acaba descubriendo, estalla el conflicto entre la madre y el hijo… En esa imposibilidad de escapar al propio destino, tiene la historia algo de tragedia antigua.

 

-Nunca acabamos de conocer a las personas más cercanas. ¿Descubrir sus secretos nos puede llevar a odiarlas a pesar de todo lo demás?

En esos secretos que ocultamos a las personas más cercanas puede que estén algunas claves de nuestra personalidad. Constituyen, por tanto, un pequeño tesoro. Y profanar esos secretos puede tener consecuencias graves. Muchas veces los conflictos familiares explotan por algo así.

 

-Tras el accidente, Rosa decide tener a su hijo, Iván, y huir de todo y de todos. ¿Vivimos en una constante huida, bien del pasado o de nosotros mismos?

No sé de ningún adulto que no tenga en su propia biografía nada de lo que huir. Otra cosa es que hay quienes optan por no escapar y tratan de contemporizar consigo mismos, de sobrellevarse.

 

-Los lazos afectivos que forjamos y adquirimos a través del tiempo, ¿pueden acabar siendo una condena y una prisión?

Eso ocurre sobre todo con los lazos familiares, que arrastran un sinfín de atavismos, y no tanto con las relaciones de amistad, profesionales, etcétera.

 

-Rosa e Iván se instalan en un camping entre centrales nucleares. Nuestro paso por la vida es más frágil y produce más incertidumbre de lo que pensamos constantemente. Lo imprevisto está ahí, a la vuelta de unos instantes. ¿Cree que vivimos demasiado esclavizados a conductas materiales, como si creyéramos que la eternidad nos espera?

Esas centrales nucleares son precisamente un recordatorio de esa fugacidad y esa fragilidad de la vida. En cualquier momento puede producirse un accidente, y adiós muy buenas. Y precisamente esa apelación constante a la fragilidad de la vida hace que esta se vuelva más compleja y más interesante.

 

-¿Cómo ve la salud de la cultura en la actualidad?

Vivimos en una sociedad urbana y moderna que, contra lo que pueda parecer a primera vista, valora mucho la creatrividad. De hecho, creo que nunca se ha valorado tanto como ahora. Tendemos a creer que todo va a peor pero no es así. Los escritores, cineastas, músicos, etcétera, de la actualidad son tan buenos e interesantes como los del pasado.

 

-Para Ignacio Martínez de Pisón ¿cuál es la mayor miseria del ser humano?

El tribalismo que tradicionalmente se ha manifestado como racismo, xenofobia, nacionalismo…

 

-En lo bueno y en lo malo, ¿cómo cree que está la especie humana?

Soy optimista. Siempre hay margen para la esperanza.

 

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