En Tiempos de Aletheia

CULTURALMENTE

El concepto de cultura es abierto y muy discutido, pero yo jamás olvidaré esta versión del poema de Gustavo Adolfo Bécquer que usó mi antiguo profesor Jesús Contreras en una clase de antropología económica.

 

«¿Qué es cultura?, dices mientras clavas

en mi pupila tu pupila azul.

¿Qué es cultura..? ¿.. Y tú me lo preguntas?

Cultura… cultura eres tú.»

¿Qué es cultura? Para empezar, he de aclarar que prefiero hablar de culturas, en minúscula y plural. Un término que recoge la diversidad y la mutabilidad de las diferentes manifestaciones culturales de las civilizaciones humanas: creencias, derecho, cosmovisión, moral, parentesco, etc. Por otra parte, la Cultura, en mayúscula y singular, queda como un monolito dentro de la Antropología y en ocasiones también es utilizada para hacer referencia a la producción artística. En ambos casos se trata de un concepto clasificador y jerarquizador. En el siglo XX las diferencias culturales, no la raza, fueron usadas como tema básico por los escritores de la época que investigaban las manifestaciones “culturales”, centrados en religión e idioma mayoritariamente, a las cuales les atribuían las diferencias de desarrollo que marcaban a las sociedades como más o menos avanzadas estableciendo así una relación de poder. Se habla de Cultura como el objeto único y verdadero de la investigación antropológica y se puede argumentar que la Cultura es importante para la Antropología en tanto que la distinción antropológica se basa en ella, y esta a su vez en la cuestión de la construcción del “yo” contrario al “otro”.

 

La antropóloga Lila Abu-Lughod explica que el concepto de Cultura sirve para legitimar discursos políticos hegemónicos. “La cultura es una herramienta para hacer otras herramientas. Como un discurso profesional que se explica sobre el significado de cultura con el fin de responder, explicar y entender las diferencias culturales, la antropología también ayuda a construirla, producirla y mantenerla. El discurso antropológico da a las diferencias culturales (y a la separación entre grupos de personas que ello implica) el aspecto de obvio” (Abu-Lughod, 2012:138).

 

Ante esto la autora propone estrategias para escribir contra la Cultura, examina las ventajas de lo que llama “etnografías de lo particular” (2012) como instrumentos de un humanismo estratégico, como fórmula para subvertir el proceso de “otredad” que conlleva la descripción etnográfica. En el número anterior expuse que la etnografía está limitada por la posicionalidad de la investigadora, que su experiencia es determinante para el estudio. Así mismo, Lila Abu-Lughod explica que la etnografía tiene limitaciones hermenéuticas y provoca consecuencias políticas que el uso del concepto “cultura” ha traficado.

 

Yo abogo por esta propuesta, ya no se pueden considerar neutrales las generalizaciones, hay que admitir que todos los discursos profesionalizados son, por naturaleza, una forma de reafirmar las jerarquías.

Referencias:

Lila Abu-Lughod, L. (2012). Escribir contra cultura. Andamios. Revista de Investigación Social, vol. 9, núm. 19, pp.: 129-157. Universidad Autónoma de la Ciudad de México.

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